Una mañana como otra de tantas, en las que me levanto para recechar alguna que otra muflona, de las que les gusta tomar el sol en unas laderas muy escarpadas de una barranquera muy querenciosa para ellas.
Eran las 8 de la mañana con un frió que pelaba, decidí andar bordeando unas peñas hasta llegar a la zona en la que quería comenzar el rececho.
El sol empezaba a salir por el Este, los rayos eran como una vendicion de Dios, después de haber dormido poco por la noche, haber estado hasta las tantas a la espera, mi mente quería continuar andando, pero mis piernas y mi cuerpo me decían que me sentara en una de esas peñas en forma de balcón y contemplara aquel vello amanecer, mientras me calentaba un poco.
Así lo hice, me senté un rato a calentarme un poco por aquellos rayos de sol, a los 10 minutos de estar en aquella piedra, mis ojos empezaban a cerrarse, que bien estaba, no me importaba que la piedra en la cual estaba sentado, pareciera un bloque de hielo.
El paisaje era precioso, enfrente un pinar en la umbría, a mi izquierda todo el barranco lleno de trochas frescas de animales y yo allí formando parte de todo aquello.
Ya con los ojos medio cerrados, pero con los oídos atento, escuche por mi izquierda un romper de ramas entre los pinos, me incorpore de inmediato pensando que lo que se acercaban era el rebaño de Muflones, cual fue mi sorpresa cuando salen del pinar mas de 15 jabalís , andaban y se paraban a escuchar, iban buscando el encame, si decidían coger la trocha de abajo de mi piedra el tiro seria a tres metros, y si cogían la de mas bajo de la ladera, estaría sobre los 25, cogieron la de abajo, despacito iban avanzando, yo ya les tenia el arco abierto, pensando en tirarle al mas grande, cuando se pusieron a tiro les di un pequeño chistido, con lo cual se paro toda la piara, quedándose el que tenia apuntado cuadrado como una diana 3d.
Solté mi flecha AXIS 400 con punta Slick Trik de 100 grains y voló recta a los pulmones del animal, una estampida enorme de toda la pelota de jabalis y uno de ellos rodando barranco abajo, no me lo podia creer 8,30 de la mañana y la faena estaba hecha, que lance...
Resulto ser una hembra que rozaría los 100 kilos, era preciosa y sana. En la casa me esperaba mi Padre y unos compañeros que vinieron a cazar a la perdiz, gracias a ellos pude sacar a este precioso jabalí del lugar donde cayo.
Otro día de tantos para mi memoria, tenia una boca muy bonita y el lance era para recordar, quise hacerle un lugar en mis recuerdos! Suerte a todos en el campo.
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