Bueno, después de llegar al coto y dejar todos los cebaderos listos, me
dispuse a echar un rato a los muflones. Lo intente la última vez sin
éxito ya que cuando llegue al lugar, al mismo tiempo estaban llegando
ellos y me vieron,perdiéndose por el monte.
Llegué al lugar donde me
aconsejó Pumuky que me colocara, ya que es sitio de paso, hay agua y
comida. Me puse a ras del suelo, bien camuflado con mi mono scentlock,
todo cubierto menos el dedo índice y los ojos. He estrenado una braga y
gorro de licra muy ajustada que noto el botón boca a la perfección.
Entretenido con los arrendajos, que muchos no me percibían (buena señal)
y con alguna rapaz, fue pasando el rato.
Sin haber escuchado nada,
veo delante de mi, a unos 40 metros, dos cuernos entre la vegetación,
inmobiles. Los vuelvo a mirar para ver que no eran mis ganas de verlos, y
veo como se desplazan por detrás de la vegetación. Tenía las distancias
memorizadas del lugar, previa medición con el telémetro. El animal
salió al claro, muy de frente para tirarle cómodo. Me miro en un par de
ocasiones, pero no le levanté sospecha, y al pasar detrás de una mata
abrí el arco, volvió a aparecer, se agacho para comer... y solté la
flecha, a unos 30 metros, con una punta swhacker de 100 grains y 1,75"
de corte. El impacto fue algo complicado, demasiado delantero, sonando a
hueso. Salió corriendo después de dar un bote y me levante para
verlo... a los 30 metros se paro, doblo de delante y aguanto en esa
posición unos segundos, después doblo entero y ahí se quedo, y yo con el
corazón en la boca.
La cabeza del jabalí que tenemos en el local ya no se sentirá sola...
Por Jorge Gallardo
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